Así lo demuestra un estudio presentado el pasado  mes de Noviembre en la Reunión Anual de la American Heart Association. Los  investigadores midieron el grosor de la pared de las  arterias carótidas de 70 niños y niñas con una edad media de 13 años,  obesidad y dislipemia (colesterol y/o triglicéridos elevados en la  sangre) y compararon aquellas medidas con las equivalentes de adultos de 45  años de igual raza y género. El resultado fue que el 75 % de los niños/as tenían  un grosor arterial que correspondía al de adultos 30 años mayores, lo que se  interpretó como un envejecimiento arterial prematuro y, por tanto, un mayor  riesgo de padecer episodios de obstrucción vascular.
 
 
