22.4.10

Un proyecto educativo para acercar la cocina a los diabéticos

Tener diabetes no es ningún impedimento para poder disfrutar de una paella, un rissotto con verduras y setas, una mermelada de frutos rojos o unas peras al cacao. Es algo de lo que pueden disfrutar los más de dos millones de personas que en España padecen esta enfermedad. Éste es el planteamiento de un proyecto educativo pionero para médicos y pacientes donde ciencia, gastronomía y diabetes van de la mano y que, como dice el chef Ferran Adriá, pretende acercar el mundo de la cocina al diabético, haciéndole ver que controlando las cantidades de alimentos puede comer de todo y disfrutar de todos los placeres de la cocina. Es el objetivo clave de la propuesta, desarrollada por la Fundació Alícia, la Fundació Clínic y los laboratorios ESTEVE.

 

“Queremos transmitir a las personas con diabetes que pueden y deben comer de todo, siempre y cuando controlen las cantidades de determinados alimentos”, añade la doctora Elena Roura, responsable del departamento de Salud y Hábitos Alimentarios de la Fundació Alícia, que junto con la Fundació Clínic y ESTEVE están creando y desarrollando, tanto para pacientes y sus familias como para médicos, una serie de herramientas educativas y prácticas que permitan, por ejemplo, entender mejor el concepto de las raciones de hidratos de carbono o equivalencias entre alimentos a la vez que a fomentar el uso de la cocina para gestionar mejor su alimentación, reforzando así la adherencia a la dieta prescrita. Según Adrià, “se trata de crear el hábito. Uno debe cocinar sabiendo qué está cocinando. Y es importante entenderlo para luego poder llevarlo a la práctica”.

 

 

15.4.10

Revolución en el tratamiento de la DM1: el páncreas artificial, más cerca.

Investigadores de la Universidad de Boston, EEUU, han desarrollado un dispositivo que podría revolucionar el tratamiento de las personas con diabetes tipo 1, y que está compuesto por una doble bomba de infusión, un monitor continuo de glucemia y un ordenador portátil que integra un programa informático que permite a las dos bombas 'hablar' entre sí y calcular cuánta insulina o glucagón necesita un paciente en un momento dado. El estudio se publica esta semana en la revista Science Translational Medicine.

El aparato tendrá que ser mejorado para que pueda ser utilizado en la práctica, sustituyendo el ordenador portátil por un microchip informático que ya está siendo probado. La novedad es que, por fin, un grupo de científicos ha afrontado el reto de solucionar el principal problema y factor limitante de los diabéticos en tratamiento, cual es el de las hipoglucemias. Efectivamente, incorporar glucagón (una hormona que tiene la acción contraria a la insulina y, por tanto, eleva la glucemia) en el mismo dispositivo permite teóricamente contrarrestar los bajos niveles de glucemia que se producen frecuentemente por excesos en las dosis de insulina, por ejercicios imprevistos o por cambios no programados en la ingesta de alimentos, imitando en gran medida las funciones del páncreas normal.

El estudio se ha realizado sobre 11 pacientes con DM1 en cuyas bombas de insulina-glucagón se probó un algoritmo manejado por ordenador que regulaba la secreción hormonal para mantener la glucemia dentro de límites aceptables sin producir hipoglucemia. Seguiremos el desarrollo de este dispositivo con mucho interés.