Un hombre de  41 años recibió un trasplante de islotes pancreáticos encapsulados procedentes  de cerdo y consiguió reducir su dosis de insulina en un 30 % durante algunas  semanas, aunque se mantuvo una mejoría importante en su control glucémico. A los  9 ½ años del trasplante se examinó el estado de los islotes por laparotomía (una  incisión en el abdomen que permite ver su interior) y se comprobó que existían  abundantes nódulos en el abdomen que eran capaces de producir insulina y  glucagón, dos de las hormonas producidas en los islotes de Langerhans, y que de  hecho lo hacían ante sobrecargas de glucosa, contribuyendo a mejorar los niveles  de glucemia del paciente. Los autores del trabajo concluyen que esta forma de  trasplante puede resultar útil para determinadas personas con  DM1.
 
 
