Control de los lípidos en la        diabetes:
Se recordó la        importancia de su control en la diabetes, destacando el particular perfi l        lipídico que tienen los afectados por esta enfermedad: HDL colesterol (el        colesterol bueno) bajo y anómalo, triglicéridos elevados. Estudios como        el Strong Heart Study o el Field demuestran la difi cultad y la        importancia del control de las grasas en la diabetes, precisándose muchas        veces la combinación de fármacos de diferentes familias (estatinas,        derivados fíbricos).
       
Nuevos fármacos contra la        diabetes:
Se presentaron una        serie de trabajos realizados con una nueva familia, los análogos de GLP-1,        con características propias como no aumentar el peso, producir menos        hipoglucemias, favorecer el ahorro de la insulina que conserva el        paciente, al utilizarse sólo cuando se requiere. En animales se ha visto        que regeneran las células del páncreas productoras de insulina, pero esto        no se ha confi rmado en humanos. El primer representante de la familia es        el exenatide, que tiene dos desventajas: produce náuseas en un 33 % de los        casos y se administra mediante inyección subcutánea dos veces al día. Otro        representante, el liraglutide, se inyecta una sola vez al día. Más cómoda        aún sería la utilización de una fórmula de exenatide de liberación        prolongada, que sólo habría que administrar una vez a la semana. Si se        confi rmaran los resultados provisionales de este preparado no cabe duda        que sería muy aceptado por parte de médicos y pacientes. Hay otro tipo de        medicamentos que también podríamos considerarlos, en cierta medida, de        esta familia, ya que aunque no son análogos del GLP-1 sí impiden su        degradación, por lo que tendrían un efecto benefi cioso indirecto. Su gran        ventaja es que estos fármacos (por ejemplo, la sitagliptina) se toman por        boca.
       
Nuevas y viejas        insulinas:
Se celebraron varias        ponencias sobre los buenos resultados de la insulina inhalada, cuya        comercialización se prevé para los próximos meses. Como sabemos, su efecto        de acción es similar al de las insulinas rápidas. También se mostraron        estudios comparativos entre los resultados obtenidos con las insulinas        convencionales y los nuevos análogos de insulina de acción rápida y        prolongada, con ventaja para estos últimos. Sin embargo, no podemos ser        conformistas ya que en el Congreso se presentaron los datos del control de        miles de pacientes diabéticos de los países más avanzados de Europa y los        resultados están lejos de alcanzar los objetivos de control que se        pretenden conseguir para minimizar el riesgo de complicaciones de la        diabetes.
       
Estudio Dream:
       La presentación reina del Congreso fue        la del estudio Dream, en la que se observó el efecto de administrar dos        fármacos (ramipril, un antihipertensivo que aumenta la sensibilidad a la        insulina, y rosiglitazona, un antidiabético que también aumenta la        sensibilidad a dicha hormona) a personas que, sin ser diabéticas,        presentan glucemia basal alterada o intolerancia a los hidratos de        carbono, situaciones que podríamos considerar como prediabéticas y que        en un elevado porcentaje acaban desarrollando la enfermedad. Se distribuyó        al azar a 5269 participantes a tomar placebo o la medicación. En el caso        del ramipril, no se pudo demostrar un efecto positivo signifi cativo, pero        sí que lo hubo con la rosiglitazona, que redujo un 60 % el número de casos        de diabetes a los tres años, siendo el efecto aún mayor en los pacientes        más obesos, que son los que tienen un riesgo más elevado. También se vió        que a los tres años había un 71 % más de pacientes que normalizaban las        alteraciones previas (glucemia basal alterada, intolerancia        hidrocarbonada) cuando se administraba rosiglitazona, comparado con        placebo. El efecto secundario principal era la retención de líquido, que        en un pequeño porcentaje (0,5 %, comparado con 0,1 % de los que tomaban        placebo) se tradujo en insuficiencia cardíaca. En definitiva, la        rosiglitazona previno el desarrollo de la enfermedad en un porcentaje no        alcanzado hasta el momento con ningún otro fármaco y similar a lo        conseguido con intervenciones sobre el estilo de vida (dieta, deporte),        que son más difíciles de mantener a largo plazo.
       Fuente: www.fundaciondiabetes.org